Vittorio Emanuele nació en Turín, capital del Piamonte, en 1820. Gobernó Italia desde la unificación en 1870 hasta su muerte en 1878, como Vittorio Emanuele II.

Antes de convertirse en rey de Italia fue rey de Piamonte Cerdeña, uno de los reinos en que estaba dividida la península itálica antes de la unificación. Era una de las regiones más desarrolladas de la península y el interés del reino era crear un mercado más amplio para sus productos industriales. Con la unificación italiana este objetivo se cumplió.

Durante años la península itálica vivió una sucesión de guerras y levantamientos protagonizados por distintos grupos partidarios de la unidad. Las posiciones políticas de esos grupos iban desde el liberalismo radical a las posturas monárquicas más conservadoras. Todos tenían en común el rechazo a la influencia que sufría la región por parte de las monarquías no italianas, principalmente la austríaca y la española.

La estrategia de Vittorio Emanuele, promovida por su primer ministro el conde de Cavour, fue la de buscar los caminos diplomáticos para lograr la independencia y la unificación. Varios Estados italianos decidieron unirse al reino gobernado por Vittorio Emanuele. Los objetivos del rey eran la industrialización, el desarrollo de una economía capitalista y la mejora de las relaciones exteriores para asegurarse aliados.

En el proceso de unificación, los ejércitos dirigidos por Vittorio Emanuele atacaron Roma, donde residía el papa Pío IX. El papa debió huir del Vaticano y, en contrapartida, el rey fue excomulgado.

Muchos italianos que habían luchado por la unidad de Italia, como Garibaldi, no querían una monarquía y preferían una república democrática, pero Vittorio Emanuele tuvo el apoyo de varios reyes europeos. Fue un gobernante aceptado por los Estados del norte de Italia y resistido por los del sur.