Ser joven en la década de 1960 1960-1970 / Uruguay
Luego de la Segunda Guerra Mundial las sociedades se volvieron más estrictas, con reglas de convivencia muy duras y una cultura económica basada en el consumo. Los jóvenes buscaron romper con esos esquemas de hacer y de pensar mediante propuestas filosóficas, políticas y sociales. Desde el mayo francés, el movimiento hippie o la música, los jóvenes cuestionaban al mundo adulto proponiendo alternativas. Ser joven en la década de 1960 significó ser protagonista de un período histórico de cambios.
En la sociedad de la posguerra los hombres tenían el poder, mientras que los niños, adolescentes, jóvenes y mujeres ocupaban un lugar secundario. En la década de 1960 y por primera vez en la historia contemporánea, la juventud tomó conciencia de sí misma como generación y levantó la voz contra la sociedad adulta de su época. Su principal deseo fue vivir de la manera más auténtica posible, sin la hipocresía del mundo adulto.
La revolución cultural y social de esa época tuvo como protagonistas a los jóvenes, que se convirtieron en agentes de cambio social. La base de esa conciencia propia comenzó con un conflicto generacional: una nueva concepción de la sexualidad en el seno de la familia. Los jóvenes mostraron disposición para buscar el placer físico, enfrentando las reglas y el orden establecido por la sociedad en la que vivían. Pronto estos jóvenes se involucraron en las luchas sociales y políticas de su época, se unieron para manifestarse en contra de la guerra en Vietnam, para pelear por sus derechos estudiantiles, para solidarizarse con los obreros o para apoyar las revoluciones políticas.
Ser joven en el Uruguay de la década de 1960 significó ser testigo del deterioro económico, político y social. Fue el fin de un período de auge y estabilidad que dio paso a otro período de crisis. Además de vivir los grandes cambios culturales a través de la música, el cine, la moda, la literatura, los jóvenes fueron protagonistas y políticamente activos en sindicatos, gremios estudiantiles y organizaciones políticas. Desde diferentes lugares se comprometieron con la idea de que el cambio era posible y lucharon por lograrlo. Organizaron manifestaciones y recurrieron en algunas ocasiones a la protesta violenta. Frente a esto, el gobierno uruguayo los reprimió duramente. En 1968 fue asesinado, en una manifestación, el primer mártir estudiantil: Líber Arce.