El primero de los cinco tratados establecía una alianza entre Brasil y Uruguay de manera que cualquiera de los países podía intervenir en el otro si se daba una situación que pusiera en riesgo la estabilidad. En realidad esto solo era posible para Brasil, ya que Uruguay no tenía fuerza suficiente. El tratado se conoce como tratado de alianza y consagró el derecho de Brasil a intervenir en la vida política de Uruguay.

El tratado de extradición comprometió a Uruguay a devolver los esclavos fugados de Brasil. Este tratado violaba la disposición constitucional que determinaba que todos los habitantes del país debían ser protegidos y la ley que había abolido la esclavitud en Uruguay hacía varios años.

Para sostener la guerra, el gobierno de la Defensa pidió varios préstamos. Al terminar el conflicto, el país tenía muchas deudas y muy pocos ingresos. Esto determinó que se firmara un tratado de prestación de socorro, por el que Brasil otorgaba un subsidio al gobierno de la Defensa. Como garantía se pusieron las rentas de aduana, con lo que los únicos ingresos del Estado dependían enteramente de Brasil.

Los efectos económicos de los tratados también tuvieron que ver con el tratado de comercio y navegación, por el cual se declaró de navegación común el río Uruguay y sus afluentes, se exoneró por diez años de impuestos al tasajo brasileño que se importara a Uruguay y al ganado uruguayo que se exportara a Brasil. Uruguay se convirtió en la gran estancia de Río Grande.

Por último, el tratado de límites estableció los límites de Uruguay con Brasil, casi los mismos que están hoy vigentes. Con este tratado Uruguay renunció definitivamente a los límites heredados del período colonial y perdió casi un tercio de su superficie.