Los obreros empiezan a luchar por sus derechos Siglos XIX y XX / Países industrializados
Los obreros, trabajadores de las fábricas, tenían graves problemas por solucionar: muchas horas de trabajo, sueldos muy bajos, pobreza, enfermedades causadas por las condiciones de las fábricas, entre muchos otros. Empezaron a protestar por sus condiciones laborales y se organizaron para que sus patrones los escucharan. La revolución industrial produjo grandes cambios sociales. Fue el comienzo de la lucha de los obreros contra los dueños de las fábricas por mejorar y conquistar sus derechos.
Las fábricas eran enormes. En algunas llegaron a trabajar miles de personas. Los obreros solo eran un número más para los dueños de las fábricas y la verdadera protagonista del trabajo era la máquina. Los trabajadores eran tratados como una parte más de esa máquina.
Romper las máquinas fue la primera forma de protesta de los obreros, ya que las identificaban con la explotación a la que eran sometidos. Este movimiento se llamó ludismo. En varias ocasiones, quienes rompieron las máquinas fueron condenados a la horca.
Más tarde, en 1830, en Inglaterra surgieron las primeras organizaciones obreras, los sindicatos. A los obreros que se asociaban se los llamó sindicalistas. Los primeros sindicatos trataban de negociar con los dueños de las fábricas para resolver problemas tales como: reducir las horas de trabajo, tener algún día de descanso a la semana, tener mejores salarios y hacer que las fábricas fueran más seguras y limpias. Era difícil que los dueños y los obreros llegaran a un acuerdo y los trabajadores muchas veces dejaban de trabajar o ocupaban las fábricas para tratar de conquistar aquellos derechos reclamados.
Con el paso del tiempo, más fábricas fueron llenando el paisaje de las ciudades, los sindicatos crecieron y se fueron dando cuenta de que la unión entre todos los trabajadores podía conseguir mejores beneficios. Además surgieron algunos pensadores como Karl Marx, Mijaíl Bakunin y otros, que se preocuparon mucho por la realidad de los trabajadores y sus familias y propusieron algunas ideas para cambiar la situación de la sociedad. Sus planteos iban más allá de la solución de la situación de trabajo: ellos decían que si se unían todos los trabajadores tendrían la capacidad de formar una nueva sociedad donde no hubiera diferencias de clase, donde no hubiera dueños y trabajadores.