Los ingleses en el Río de la Plata 1806-1807 / Río de la Plata
A comienzos del siglo XIX, los ingleses estaban enfrentados a Francia en las guerras napoleónicas. Las islas británicas sufrían el bloqueo impuesto por la flota francesa. Esta política de Napoleón forzó a los ingleses a que buscaran otros mercados fuera de Europa para sus productos y las colonias de España en América resultaban muy atractivas. Por este motivo, durante la primera década de 1800 realizaron una serie de expediciones militares buscando invadir el virreinato del Río de la Plata.
En 1806, las tropas inglesas trataron de invadir el Río de la Plata a través del puerto de Buenos Aires pero fracasaron. Poco después volvieron a intentarlo en Montevideo. En esa ocasión, luego de haberla sitiado y bloqueado por varios meses, lograron el dominio de la ciudad.
En junio de 1806, una flota inglesa desembarcó en Quilmes y sus tropas ocuparon Buenos Aires. Cuando el virrey del Río de la Plata, Javier de Elío, se enteró de la invasión, optó por huir rápidamente hacia Córdoba llevando consigo las reservas del Tesoro, lo que provocó el desprecio de la población.
En Montevideo, la noticia produjo nerviosismo, ya que era previsible que el objetivo final de los ingleses fuera ocupar toda la región del Plata. Los habitantes de Montevideo, de los campos y poblados formaron un ejército y, comandados por Santiago Liniers, lograron desalojar a los ingleses de Buenos Aires. La ciudad de Montevideo obtuvo por esa hazaña el reconocimiento de la Corona que le dio el título de Muy fiel y reconquistadora ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo. Por su parte, Liniers fue nombrado virrey en lugar de Elío.
Pero los ingleses no abandonaron su plan. Recibieron refuerzos y volvieron a atacar. Esta vez intentaron por Montevideo. En febrero de 1807, luego de varias semanas de asedio, Montevideo cayó y permaneció bajo control inglés por unos nueve meses.
Las invasiones inglesas tuvieron algunas consecuencias importantes: pusieron en evidencia que España era un país débil y le demostraron a los criollos que podían defenderse y actuar solos. Permitieron el contacto entre los habitantes de esta región con los ingleses, su comercio y su visión política. A los ingleses estos fracasos les sirvieron para comprender que el control de los mercados debía hacerse de otra manera.