La crisis económica venezolana provocó un aumento generalizado de los precios, el deterioro de la calidad de vida y una intensificación de la inestabilidad social. En ese contexto Carlos Andrés Pérez, que había sido presidente durante la época de mayor prosperidad, apareció como el candidato de las soluciones y triunfó en las elecciones de 1988. El gobierno de Pérez se caracterizó por la aplicación de los principios generales del neoliberalismo resumidos en el Consenso de Washington que incluían medidas liberalizadoras del mercado y la reducción de la intervención del Estado en materia económica. La reacción de la población fue inmediata, ya que esta política deterioró aun más las condiciones de vida. En 1989 se produjeron intensos disturbios y saqueos en Caracas que fueron duramente reprimidos por el ejército. A este episodio se lo conoce como el caracazo.

La situación siguió agravándose y en 1992 un grupo de militares intentó derrocar al gobierno en un golpe. Las razones que argumentaban los militares eran el rechazo a la política neoliberal del gobierno, la denuncia de corrupción de los altos mandos militares que generaba el descontento de los mandos medios e inferiores, el rechazo a la represión aplicada a la población durante el caracazo y el uso de fuerzas militares para ello, cierto cuestionamiento ante la política exterior del presidente, entre otras.

El golpe fue liderado por algunos jóvenes oficiales, entre los que se encontraba Hugo Chávez. La población no se pronunció a su favor pero tampoco lo hizo a favor del presidente. Los militares fueron enjuiciados y degradados. Pero sus condenas fueron perdonadas durante el siguiente período de gobierno. En 1999 Hugo Chávez ganó las elecciones constitucionalmente.