El 11 de setiembre de 2001, cuatro aviones comerciales de pasajeros fueron secuestrados por miembros de la organización paramilitar yihadista Al Qaeda. Dos de esos aviones fueron estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York y provocaron su derrumbe. El tercero fue dirigido contra el Pentágono, la sede del Departamento de Defensa. Los pasajeros del restante avión lograron desviarlo de su objetivo. La aeronave cayó en Pennsilvania. Más de tres mil personas murieron como resultado de los atentados.

Al Qaeda surgió a fines de la década de 1970 en Afganistán, cuando el país fue invadido por la Unión Soviética. El mundo estaba en plena guerra fría y Estados Unidos apoyó a la resistencia afgana para evitar que las fuerzas soviéticas cobraran mayor influencia en la región. Tras la derrota soviética, Al Qaeda se mantuvo en funcionamiento bajo las órdenes de su líder y fundador, Osama Bin Laden y, durante largo tiempo, relacionada con instituciones norteamericanas. En la década de 1990, Al Qaeda dirigió sus fuerzas contra Estados Unidos a causa de la política intervencionista de este en Cercano Oriente y del apoyo a Israel en los conflictos árabe-israelíes.

Estados Unidos respondió a los ataques del 11 de setiembre con el despliegue de una campaña militar en Afganistán, a cuyo gobierno acusó de apoyar a Al Qaeda. Comenzaba así la guerra contra el terrorismo, declarada por el presidente George W. Bush para desarticular los grupos terroristas y atrapar a Bin Laden, quien finalmente fue encontrado y asesinado en 2011. En el proceso han muerto aproximadamente 225.000 personas, en su mayoría civiles iraquíes, afganos y pakistaníes sin relación alguna con organizaciones terroristas. Millones han debido buscar refugio en países vecinos. En la actualidad, el conflicto continúa.