Los hechos ocurridos en Buenos Aires durante la Semana de Mayo (22 a 25 de mayo de 1810), que dieron lugar a la formación de la Junta Gubernativa o Primera Junta, determinaron que el gobierno provisorio resolviera convocar a las distintas regiones que formaban parte del virreinato del Río de la Plata a reconocerlo.

El virreinato se dividía en distintas zonas según el tipo de actividad económica que predominara. Se podía distinguir a las zonas más vinculadas con la actividad agrícola, mulera y minera en el norte del territorio, en la frontera con el Alto Perú (actualmente Bolivia), y una zona más vinculada a la ganadería, en el litoral de los ríos Uruguay y Paraná. Las provincias que forman la región del litoral son Entre Ríos, Corrientes y Misiones, en la mesopotamia argentina, y Santa Fe, en la margen oeste del Paraná. Tuvieron un papel muy importante en el proceso de independencia del Río de la Plata, ya que estaban muy interesadas en abrir la economía al comercio internacional, cosa que estaba prohibida por el sistema colonial.

Se pueden distinguir dos grandes etapas en la evolución de esa región en la época de la independencia y la organización posterior. La primera de ellas entre 1810 y 1820, un período muy vinculado al proceso que vivió la Provincia Oriental y al artiguismo, durante el cual las cuatro provincias se integraron a la Liga Federal entre 1814 y 1816.

La otra etapa comenzó en 1820, luego de la derrota de Artigas, se extendió hasta 1852 y estuvo más vinculada a los procesos que dieron origen a la Argentina actual. Estuvo marcada por las guerras civiles y los intentos de los caudillos provinciales de asegurar su poder frente a Buenos Aires. Por último, hay un período que va de 1852 a 1861, en el que Buenos Aires se mantuvo separada de las demás provincias.