Durante el siglo XX las relaciones internacionales y el desarrollo de la expansión imperialista determinaron que los conflictos entre potencias terminaran afectando al mundo entero, como ocurrió en las dos guerras mundiales y durante la guerra fría. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología militar ha hecho que el concepto de guerra total se instalara: ya no existía punto en el planeta al que no pudiera llegar un frente de batalla.

Las distintas batallas acontecidas en el siglo XX han tenido formas muy variadas, desde las tradicionales que ponen frente a frente a dos bandos opuestos, hasta la lógica de las armas de destrucción masiva que pueden atacar desde miles de kilómetros de distancia. También hubo conflictos localizados y guerras civiles. Guerras muy largas y guerras relámpago que duraron pocos días. En todos los casos, sin distinción, los efectos son igualmente devastadores, con numerosas víctimas y tremendas consecuencias destructivas.

Algunos de los conflictos bélicos más significativos del siglo fueron: las dos guerras mundiales, las guerras de la descolonización, los conflictos localizados de la guerra fría, las guerras civiles en todos los continentes, las rebeliones armadas por motivos políticos, religiosos o económicos, entre otras. Eric Hobsbawm (1917-2012), un importante historiador inglés, habla de la era de las catástrofes para referirse a parte del siglo XX aunque, en realidad, durante todas las décadas del siglo hubo al menos un conflicto importante que involucró como mínimo a una de las grandes potencias mundiales.

La guerra ha sido, además, un gran negocio. La producción de armas y su comercio son uno de los negocios que más dinero genera en el mundo. En 1990 aproximadamente el 4% del producto bruto mundial se gastó en armamento.