Al iniciar el siglo XX, los países latinoamericanos se habían incorporado al mercado internacional como proveedores de materias primas adecuando su producción a las demandas de los países industrializados. Este proceso coincidió con la modernización económica, política y social de los países. Como gran parte de los productos latinoamericanos provenían de la producción agropecuaria, a ese modelo se lo llamó agroexportador. Esta forma de desarrollo hizo a las economías latinoamericanas muy dependientes.

A partir de la Primera Guerra Mundial el modelo agroexportador comenzó a variar. Mientras las potencias industriales se enfrentaban, la demanda de materias primas aumentó y los países latinoamericanos vivieron una época de prosperidad. La producción industrial de las potencias disminuyó y la demanda de estos productos debió ser satisfecha a través de producción local. Este modelo, que llegó a su madurez en la década de 1940 cuando las potencias se enfrentaban en la Segunda Guerra, se conoce como modelo de industrialización por sustitución de importaciones o su sigla ISI. Durante esa etapa, muchos gobiernos latinoamericanos promovieron la creación de empleo para asegurar el crecimiento del consumo interno; para eso impulsaron el desarrollo industrial y la nacionalización de la economía.

El modelo ISI comenzó a deteriorarse a mediados de la década de 1950, cuando las economías europeas se recuperaron después de la guerra y los países latinoamericanos pasaron de la prosperidad a la crisis.

Los regímenes políticos que desarrollaban acciones intervencionistas fueron sustituidos por gobiernos liberales que optaron por reducir el dirigismo estatal al mínimo. Este modelo, el neoliberal, llegó a su apogeo a fines de la década de 1970 y se extendió hasta finales del siglo XX.