Tras su derrota en la guerra, Alemania fue dividida en cuatro partes y ocupada por Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra y Francia. La capital alemana Berlín también fue dividida, aunque estaba situada en el territorio que le correspondía a la Unión Soviética. Pronto las diferencias ideológicas entre los aliados se hicieron evidentes y Berlín se convirtió en un punto de tensión.

Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con la Unión Soviética, representantes de Estados Unidos, Inglaterra y Francia decidieron instaurar en sus zonas de ocupación sistemas de gobiernos locales elegidos democráticamente por la población alemana. Estos gobiernos quedaron bajo la vigilancia y el control de las potencias ocupantes, que crearon una moneda: el Deutschemark. Al querer introducirla en Berlín se produjo una grave crisis con la Unión Soviética que enfrentó definitivamente los dos modelos políticos opuestos: el occidental y el comunista.

La crisis de Berlín derivó en la división de Alemania en dos: las tres zonas occidentales se convirtieron en la Repú- blica Federal de Alemania en 1949, en donde se estableció un sistema liberal democrático. En octubre de ese año, la Unión Soviética creó en su zona de ocupación la República Democrática de Alemania.

En el contexto del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética llamado guerra fría, en 1961 el gobierno soviético dispuso la construcción de un muro de 120 kilómetros de longitud y 5 metros de altura que partía a Berlín en dos. El muro era vigilado por soldados que impedían el paso de los ciudadanos de un lado al otro. Muchos fueron capturados, heridos o asesinados al intentar pasar. El muro fue derribado en 1989 y su caída es considerada como el mayor símbolo del fin de la guerra fría y de la reunificación de Alemania.