Una de las transformaciones culturales más importantes del siglo XX es el nuevo lugar de las mujeres en la sociedad. Ya en el siglo XIX, la lucha de las feministas buscó mejorar la situación social de la mujer, garantizar derechos políticos, asegurar su independencia económica y la igualdad con los hombres. Esas reivindicaciones resultaron difíciles de conseguir y llevó tiempo alcanzarlas; todavía hoy existen límites y desigualdades que afectan a las mujeres.

Algunos factores externos influyeron en la transformación de la situación de las mujeres en la sociedad. Fueron claves las guerras y el desarrollo de los métodos anticonceptivos. Las guerras provocaron que la mano de obra masculina debiera ser sustituida por la de las mujeres. Si bien estas han trabajado durante todas las épocas de la historia, el gran cambio se dio en el hecho de que, durante las guerras, las mujeres de clase media y alta accedieron a puestos de trabajo que antes eran ocupados solo por hombres. Trabajar suponía salir de la casa, establecer contacto con nuevas realidades, contar con ingresos propios. Todos estos fueron pasos importantes en la emancipación de la mujer. Las mujeres que accedieron al trabajo mientras los hombres estaban en la guerra no dejaron sus empleos cuando esta terminó, sino que se convirtieron en una parte muy importante de la fuerza laboral.

El otro elemento importante en la liberación femenina fue el desarrollo de métodos anticonceptivos eficaces, en particular la píldora anticonceptiva. Su aparición y generalización coincidió con una serie de cambios culturales que se estaban produciendo desde fines de la década de 1950. La posibilidad de controlar cómo y cuándo tener hijos, les dio a las mujeres una mayor libertad para vivir su sexualidad y produjo profundos cambios en las relaciones entre hombres y mujeres.