El término farrapo, que significa harapo o harapiento, era utilizado por los conservadores brasileños para referirse despectivamente a los liberales revolucionarios. Del mismo modo, se refiere a las clases sociales más bajas, que vestían ropas modestas, en las que se encontraban muchos negros esclavos que participaron de la revolución separatista con la esperanza de obtener, también, su libertad.

La región de Rio Grande do Sul fue influenciada por las campañas independentistas de las provincias del Río de la Plata, como la Revolución oriental y la de las provincias argentinas. Las ideas y el ejemplo de estos movimientos revolucionarios estimularon a un grupo de hombres de campo llamados gaúchos, muy parecidos incluso en su nombre a los gauchos de las provincias del interior de Argentina y a los pobladores uruguayos del medio rural. Su intención era la de separarse del Imperio de Brasil para federarse con las Provincias del Sur.

El líder de los farrapos fue Bento Gonçalvez. Contó con el apoyo de caudillos de otras provincias, de países vecinos e incluso de varios líderes italianos, entre los cuales el más famoso fue Giuseppe Garibaldi, un luchador por la unidad de Italia que al llegar a América se involucró en varias luchas de independencia.

Aunque el poder central brasileño estaba en contra de la separación de Rio Grande do Sul, pues se trataba de una región muy rica, entre 1835 y 1845 los revolucionarios lograron mantenerse independientes del Imperio de Brasil y organizaron una república que llegó a tener su propio presidente. Pero finalmente la revolución fue derrotada y la República Riograndense volvió a formar parte del Estado brasileño.