Durante años la balanza comercial de Uruguay fue desfavorable, es decir, el valor y la cantidad de las cosas que importaba era mayor al valor y la cantidad de las cosas que exportaba; eso llevó a un endeudamiento con los bancos internacionales pues obligó a los gobiernos a pedir varios préstamos. Para resolver este problema el gobierno militar aplicó el Plan Nacional de Desarrollo, que tuvo dos objetivos: aumentar el valor y la cantidad de las exportaciones desarrollando nuevos productos para vender en el mercado internacional y hacer de Uruguay una plaza financiera internacional.

Para lograr el primer objetivo el gobierno militar incentivó nuevas líneas de producción no tradicionales para la exportación. Para cumplir con el segundo objetivo los bancos establecieron altos intereses y el beneficio del secreto bancario a quienes depositaran su dinero en la banca uruguaya.

A pesar de los esfuerzos no se logró controlar la inflación ni la devaluación de la moneda uruguaya. Esto afectó fundamentalmente a la clase trabajadora, que vio reducirse su salario y su poder de compra. Mientras una parte de la población se empobrecía, los grupos sociales más altos se beneficiaban del aumento de las exportaciones y de las condiciones positivas del ahorro bancario.

A partir de 1980 muchos capitales fueron trasladados a bancos de otros países, la plaza financiera perdió divisas y el gobierno para controlar el valor del dólar tuvo que pedir préstamos, hasta que no pudo continuar y liberó la cotización del dólar; el valor de la divisa se disparó al alza.

A su vez, la crisis económica internacional golpeó con fuerza a Uruguay; sus consecuencias sociales recayeron en las clases más bajas. Y el fracaso económico del gobierno militar colaboró con su lenta caída.