Durante la conquista de tierras en América, los ingleses colonizaron la franja costera atlántica de América del Norte. Estas tierras no tenían riquezas minerales como oro y plata, pero sí eran abundantes y fértiles. Durante el siglo XVII se fueron creando varias colonias, que se fueron poblando con miles de familias de distintos países europeos, que buscaban un futuro mejor en una tierra nueva.

La gente que llegó a esas tierras deseaba mejorar económicamente y disfrutar de una libertad política y religiosa que no tenía en sus países. Así, la población creció rápidamente y las actividades económicas fueron tan exitosas que muchos colonos se enriquecieron gracias a la agricultura, la ganadería, las artesanías y el comercio. Los colonos fueron muy independientes para organizar su vida y defenderse de los ataques de los indígenas que querían expulsarlos y de los franceses que querían arrebatarles las colonias a los ingleses.

Los colonos sintieron que no necesitaban la administración inglesa, que además los obligaba a pagar cada vez más impuestos. En 1773 un grupo de colonos contrarios al dominio inglés comenzó a imaginar un país independiente. Este grupo fue conocido como los patriotas. En 1776 los patriotas se reunieron y declararon la guerra a Inglaterra. George Washington fue el comandante del ejército rebelde. La guerra terminó en 1803, cuando Inglaterra reconoció la independencia de las colonias que desde 1789 se llamaban Estados Unidos de América.

Estados Unidos de América fue el primer país independiente en América y la primera república con un sistema democrático representativo y federal en todo el mundo. A lo largo del siglo XIX se convirtió en una potencia económica, política y militar.