La guerra civil norteamericana también es conocida como guerra de secesión, que significa separación o independización de un territorio respecto de otro. Lo que provocó la guerra fue la separación de los estados del sur, que conformaron un país aparte, al que llamaron Estados Confederados de América. El motivo principal de esta separación fueron las diferencias que existían entre los estados del sur y los del norte acerca de la esclavitud. Mientras que los estados del sur necesitaban de la esclavitud para mantener su economía basada en grandes plantaciones de algodón, los del norte querían terminar con la esclavitud.

En 1860, Abraham Lincoln fue elegido como presidente de la nación. Lincoln era conocido por sus ideas opuestas a la esclavitud y este hecho llevó a los estados del sur a buscar la separación. Pero los estados del norte necesitaban a los del sur; su separación significaba perder un amplio y rico territorio de donde salían muchas de las materias primas que eran procesadas luego en las industrias del norte. Así fue que la guerra entre ambos bandos estalló en 1861 y duró cuatro años.

Una de las novedades de esta guerra fue el uso de nuevas armas y formas de comunicación y transporte como el telégrafo o el ferrocarril. El uso de estos avances modificó el curso del conflicto. En los primeros años los confederados ganaron batallas muy importantes bajo el mando del famoso general Robert Edward Lee. Pero luego el ejército del norte mejoró su posición gracias a su mejor tecnología y sus mayores recursos económicos. Finalmente, el sur presentó su rendición en 1864. La victoria del norte marcó el camino del desarrollo futuro de los Estados Unidos, que se convirtió en un país industrial que competiría con las potencias europeas por el dominio mundial.