La España franquista y la dictadura en Portugal 1933-1977 / España y Portugal
Durante gran parte del siglo XX, España y Portugal vivieron bajo el gobierno de dictaduras. En España, el general Francisco Franco estableció un sistema totalitario, apoyado en las fuerzas militares y la influencia de la Iglesia Católica. En Portugal, António de Oliveira Salazar, aunque con menos violencia, logró conservar el poder durante décadas. Ambos regímenes, si bien fueron distintos, mantuvieron una estrecha colaboración e impidieron la democracia en sus países hasta la década de 1970.
Luego de que las fuerzas nacionales vencieran en la guerra civil, el general Francisco Franco impuso en España una dictadura totalitaria que se extendió entre 1939 y 1975. El régimen concentró el poder político en la figura de su líder y se sustentó en una fuerte presencia militar en la sociedad. La alianza entre el régimen y la Iglesia Católica le dio a esta la posibilidad de dominar la vida social y la educación. Se prohibieron los partidos políticos y los adversarios de Franco fueron perseguidos y encarcelados o ejecutados, en medio de un clima de terror.
El franquismo buscó unificar el país bajo una misma lengua, el castellano, y prohibió otras, como el catalán, el euskera y el gallego. La fuerza se impuso sobre las diferencias culturales de los distintos pueblos españoles. Esto llevó a que surgieran organizaciones clandestinas, como la ETA en el País Vasco, cuyas prácticas terroristas desestabilizaron el régimen. Hacia el final de su vida, el general Franco nombró como sucesor a Juan Carlos de Borbón, que sería nombrado rey. Muy pronto el rey Juan Carlos inició un proceso de instauración de una monarquía constitucional y la restauración de la democracia en 1977.
En paralelo al franquismo, Portugal se encontraba bajo el gobierno del dictador António de Oliveira Salazar, quien había implantado el Estado novo a través de la Constitución de 1933, de espíritu autoritario y que le otorgaba grandes poderes. Aunque la dictadura de Salazar fue más leve que la de Franco, también fue importante el control de la prensa y la acción de la policía política para reprimir los sindicatos y perseguir a los opositores. El final del Estado novo llegó con la Revolución de los Claveles, en 1974, un levantamiento de jóvenes militares rebeldes que llevó a Portugal a la democracia en 1976.