Los Carbonarios era el nombre de una sociedad secreta que luchaba por la unidad italiana y que había protagonizado una revuelta fracasada en 1821. Giuseppe Mazzini se unió al grupo en 1828, pero dos años después fue descubierto por las autoridades y puesto en prisión. En 1831, luego de recuperar la libertad, decidió fundar un movimiento distinto. La nueva organización se llamó La Joven Italia y buscaba contar con el apoyo de los jóvenes para conseguir la unión del país sin la intervención de las naciones extranjeras. Un año más tarde, la organización fue desarmada por la policía y Mazzini fue condenado a muerte. Para salvar su vida debió huir al extranjero. Vivió en Francia e Inglaterra. En estos países conoció a otros jóvenes revolucionarios junto a quienes fundó otra sociedad, llamada La Joven Europa.

Durante las revoluciones de 1848, Mazzini retornó a Italia y peleó en Milán contra los austríacos. Más tarde luchó contra el Papa y formó parte del gobierno republicano que se estableció en Roma. Esta república duró muy poco tiempo, pues pronto entraron en acción varios ejércitos extranjeros que no querían ceder su poder en Italia.

La única forma de lograr la unidad fue la formación del Reino de Italia en 1860, dirigido por el rey Victor Manuel II. Mazzini nunca estuvo a favor de esta forma de unidad, pues defendía una Italia republicana y democrática; no deseaba que su país fuese una monarquía. Como opositor al gobierno del rey, fue expulsado del país. Desde el exilio intentó organizar algunos grupos para luchar contra la monarquía italiana pero no tuvieron éxito. De todos modos, sus ideas tenían muchos seguidores. En 1872 Mazzini entró a Italia en secreto para poder morir en su querido país, víctima de una dura enfermedad.