Eladio Dieste, al recibirse de ingeniero, trabajó haciendo bóvedas para diferentes edificios. Desde ese momento comenzó a experimentar con nuevas formas arquitectónicas. Construyó varios edificios aplicando las tecnologías de bóveda de ladrillo armado y bóveda autoportante de ladrillo. Con ello fundó una ingeniosa manera de construir amplios espacios usando ladrillos. Estas bóvedas solo se apoyaban en los laterales, no la sostenía ningún pilar o columna.

Los edificios creados por Dieste tienen la apariencia de una cáscara hecha de ladrillos, llenos de curvas. Su resistencia se encuentra en la forma y no en el grueso de sus paredes. El ladrillo armado ofrece una gran fortaleza y tiene menos peso que el hormigón, lo que le permitió crear diseños con gran movimiento.

Las primeras construcciones que realizó tenían un importante componente experimental, pero su amplia formación matemática le permitió convertir su trabajo en una teoría arquitectónica. Sus diseños se caracterizaron por ser de una gran complejidad matemática pero, a su vez, de una gran economía y sencillez, lo que le posibilitó usar esta técnica para múltiples usos, desde un galpón o el techo de una terminal de ómnibus, hasta una iglesia o un gran centro comercial.

Una de sus obras más elogiadas fue la Iglesia Cristo Obrero de Atlántida; su construcción tardó dos años (1957-1959) y se convirtió en una verdadera revolución arquitectónica para todo el mundo. Ingenieros y arquitectos de varios países destacaron la obra y escribieron artículos sobre ella.

Con Dieste se reinventó el uso del ladrillo para construcciones monumentales, sobre todo en América Latina. Fue y es considerado un maestro, un excelente profesor y un referente para Uruguay y el mundo.