Los bandos que lideraban Rivera y Oribe consideraban a cada uno de ellos el presidente legítimo del Estado Oriental. Ambos habían establecido alianzas con grupos políticos de los países vecinos y estaban al frente de ejércitos compuestos tanto por orientales como por argentinos. El asedio a Montevideo duró casi nueve años.

Durante el período que duró el sitio coexistieron dos gobiernos en el territorio uruguayo. Por un lado, el gobierno de Oribe en el campo sitiador, cuyo centro estaba en el campamento militar del Cerrito y, por otro, el gobierno de la Defensa, en el interior del recinto de Montevideo. La guerra tuvo dos etapas muy diferentes. Entre 1843 y 1847 la lucha fue intensa en los alrededores de Montevideo y en la campaña. Pero a partir de 1847, la intensidad disminuyó porque los dos bandos estaban agotados por tantos años de guerra y deseaban restablecer la paz.

El sitio de Montevideo modificó tanto las características de la ciudad como las del campo sitiador, que eran cada vez más diferentes entre sí. En 1843, Montevideo tenía 31.000 habitantes. Dos de cada tres personas que vivían en la ciudad eran extranjeros. Según cuentan, al caminar por la ciudad era más fácil escuchar idiomas extranjeros que el español rioplatense. Además la ciudad sitiada reforzó sus lazos con el exterior a través del puerto. Montevideo se consolidó como una ciudad cosmopolita. Por su parte, el gobierno del Cerrito mantuvo una relación muy estrecha con el interior del territorio. Se afirmó la desconfianza frente a lo extranjero, que se identificaba con el bando enemigo.

Los vínculos entre los dos bandos se mantuvieron con altibajos durante todos los años del sitio. Las familias divididas se reunían en ocasiones especiales como bautismos e incluso casamientos entre jóvenes de uno y otro bando.