John Maynard Keynes fue un importante economista inglés de la primera mitad del siglo XX. Participó de la delegación británica que negoció el Tratado de Versalles después de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Keynes renunció a su cargo porque pensaba que las condiciones impuestas serían imposibles de cumplir y conducirían a la ruina económica de Alemania, con graves consecuencias para el resto del mundo.

Keynes escribió muchas obras; entre ellas Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), con la que dio una respuesta a la grave depresión económica desencadenada a partir del quiebre de la Bolsa de Nueva York de 1929. Allí, Keynes indicó que la causa de la crisis era la insuficiente demanda. Para aumentar el consumo y generar más puestos de trabajo, Keynes propuso aumentar el gasto público del Estado en los periodos de recesión.  Para él, el camino para superar la crisis era el de la intervención directa del Estado en la economía.

Las ideas de Keynes influyeron sobre el New Deal de Franklin D. Roosevelt, pero fue sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial cuando esas ideas comenzaron a determinar las políticas económicas del mundo occidental. En los años de la posguerra, los Estados liberales pasaron a convertirse en Estados sociales o Estados de bienestar. Es decir, se pasó de un modelo de sociedad que se basaba exclusivamente en la autorregulación del mercado a otro en que el Estado jugaba un rol activo para que los ciudadanos pudieran acceder al trabajo, la vivienda, la educación y los servicios de salud. Para conseguirlo, el Estado de bienestar debía intervenir en la economía, facilitar la redistribución de la riqueza y desarrollar políticas de seguridad social.