El mundialito de 1980 1980 / Uruguay
Entre diciembre de 1980 y enero de 1981 la dictadura militar organizó un campeonato de fútbol que se conoció con el nombre de Mundialito. La excusa era festejar los 50 años de la primera Copa Mundial jugada en Uruguay en 1930, pero el objetivo real era otro. El gobierno militar organizó el torneo como festejo del plebiscito de 1980, del que pensaba resultar vencedor. Pero el proyecto militar fue derrotado en el plebiscito y el festejo de las tribunas tuvo un sentido muy distinto al pretendido.
La organización del Mundialito llevó meses de preparación y una gran inversión monetaria. El torneo estaba pensado como broche final de un año que se suponía lleno de victorias para el gobierno militar. Se invitó a las autoridades de la FIFA y también a los países que habían conseguido, hasta esa fecha, ganar el Campeonato Mundial de Fútbol.
El Mundialito fue una fiesta del fútbol. Se pudo ver jugar a los mejores jugadores del momento y la asistencia de público fue excelente. El estadio Centenario se llenó en varias ocasiones. El evento deportivo además fue transmitido por televisión a todo el país y al mundo, y por primera vez se hizo con imagen a color.
Durante el torneo, el gobierno militar no desperdició ni una sola oportunidad de publicitarse y de imponer su visión particular de la orientalidad, pero el campeonato no fue lo que habían planeado. Su derrota en las urnas durante el plebiscito de noviembre cambió las cosas. El gobierno militar estaba tan seguro de su triunfo en el plebiscito por el proyecto constitucional que había organizado el torneo como un festejo. El resultado adverso para el gobierno, el sorprendente triunfo del no, convirtió al Mundialito en un espacio multitudinario donde la gente pudo descargar públicamente su alegría cantando a viva voz Uruguay, te queremos ver campeón […] vamos a esperar con fe, vamos a forjar la idea. Este fue un mensaje que traspasó lo futbolístico y se transformó en un deseo de muchos: el fin de la dictadura militar y el retorno a la democracia.
La gente aprovecho la multitud para festejar el triunfo deportivo, donde Uruguay ganó el torneo con un inolvidable triunfo ante Brasil en la final, pero también para festejar disimuladamente el triunfo electoral frente a los militares.