La década de 1980 fue para América Latina un período de deterioro y crisis económica muy profunda; por esa razón se la conoce como la década perdida. En materia política, las dictaduras que se iniciaron en los años sesenta y setenta se prolongaron hasta los ochenta y hacia 1990 se habían terminado.

El final del siglo XX marcó un cambio en la economía del continente, que determinó el comienzo de una etapa de recuperación. A pesar de ello, algunos de los problemas derivados de las crisis anteriores se mantuvieron con igual intensidad; por ejemplo, el crecimiento de la pobreza y la distancia económica entre las clases populares y las ricas. Los años noventa se caracterizaron por la aplicación de ideas que tendieron a favorecer las políticas económicas del neoliberalismo: reducción del papel del Estado en la economía, flexibilización de las leyes laborales, promoción de la inversión y la especulación privadas, etc.

En política, durante la década de 1990 en América Latina se inició una etapa de afirmación de la democracia. Finalizaron las dictaduras de Pinochet en Chile y de Stroessner en Paraguay. Los países que recuperaron la democracia en la década anterior mantuvieron la solidez del sistema.

En México surgió un movimiento revolucionario, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que reivindicaba los valores de la Revolución mexicana. En Colombia el narcotráfico se intensificó, lo que determinó el deterioro profundo de la seguridad interna.

En la década de 1990 se concretaron procesos de integración regional para la formación de mercados comunes. Hubo varias regiones que llevaron adelante estos procesos; uno de los más importantes fue el del Mercosur, inicialmente integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.