El Año de la Orientalidad 1975 / Uruguay
Después del golpe de Estado de 1973, las fuerzas armadas buscaron ganar la aceptación del pueblo. Usaron los medios de comunicación para explicar los objetivos que motivaban sus acciones. En 1975 el gobierno de la dictadura cívico miliar comenzó a realizar campañas publicitarias a favor del régimen con frases como: «Póngale el hombro al Uruguay» o «El Uruguay somos todos». Ese mismo año, con el motivo de festejar el 150.º aniversario de la Independencia, se decretó el Año de la Orientalidad.
El uso de la palabra orientalidad buscaba referir a la época de la Banda Oriental, el período en que se afirmaron las raíces de la identidad nacional. Este concepto caracterizaba la identidad de cada uruguayo y tenía como objetivo difundir y fortalecer las verdaderas tradiciones, es decir, enaltecer la esencia nacional y protegerla de la contaminación de lo extranjero.
Los medios masivos de comunicación fueron usados para exaltar ese sentimiento patriótico y difundir las actividades que se realizarían en todo el país para la conmemoración del Año de la Orientalidad. Para esa ocasión se publicaron anuncios, libros e imágenes pictóricas, en donde se recordaba y representaban hechos históricos como la Batalla de las Piedras, el Natalicio de Artigas, la Jura de la Constitución o el Desembarco de los Treinta y Tres Orientales. Todas las batallas de la Independencia y la dictadura militar del coronel Lorenzo Latorre fueron hechos históricos conmemorados con especial énfasis.
Esta fue la manera de establecer una concepción oficial de la historia de la nación con un escalafón de héroes y una selección de los acontecimientos históricos más importantes. La orientalidad fue el término elegido para definir lo que significaba ser uruguayo, y todo lo que salía de lo establecido era considerado extraño, extranjero o traidor.
El Año de la Orientalidad marcó una única forma de ser uruguayo, que excluía a cualquier otra de sentirse o identificarse como tal. Esta idea de orientalidad intentó imponerse en los medios de comunicación y en el sistema educativo, censurando otras posibles manifestaciones. La campaña buscó establecer el sentimiento nacional, la mística de lo oriental, únicamente desde posturas aprobadas por el gobierno dictatorial.