Desde 1868 Uruguay empezó a vender menos de lo que compraba. Esto hizo que la balanza comercial fuera desfavorable: mientras las exportaciones sumaron 99 millones de pesos entre 1868 y 1874, las importaciones llegaron a los 120 millones. Para equilibrar la balanza, se utilizaron los ahorros en oro que tenía el país y que servían para respaldar a la moneda: al disminuir la cantidad de oro en el país, la moneda uruguaya valía cada vez menos.

El desequilibrio del comercio exterior se debió a dos factores fundamentales: aumentó la compra de productos europeos y se redujo la venta de la producción uruguaya que se comercializaba cada vez en menor cantidad y a menor valor debido a la crisis económica de Europa en 1866 y 1873.

Otro factor que determinó el aumento de la compra de productos industriales europeos era el crecimiento de la población uruguaya durante esos años. Pero la particularidad que tuvo el aumento del consumo fue que se acentuó mucho la adquisición de productos de lujo. Las clases altas uruguayas querían vivir como en Europa y consumían lo mismo que allí: vinos, cigarros, telas, muebles, entre otros.

Los productos que Uruguay exportaba tenían cada vez menos valor en el mercado internacional. Europa atravesaba una crisis y redujo su consumo. Y otros productos, como el algodón, competían con los uruguayos. A la vez, también disminuyó la producción como consecuencia de las revoluciones, entonces el país vendía menos.

La crisis económica se vio agravada por la crisis de los bancos. Muchos cerraron y se produjo una gran alarma entre los ahorristas. Alrededor de 1875 el país se encontraba inmerso en un gran desorden económico y político. Muchos esperaban que llegara un gobierno que pusiera fin a esta situación.