Augusto Comte nació en 1798 en el sur de Francia, dentro de una familia monárquica muy católica que estuvo en contra de la Revolución francesa. Desde joven se mostró contrario a las ideas familiares y se fue de su casa para trabajar con un pensador y filósofo llamado Saint-Simon. Fue su secretario hasta 1824. Con él aprendió muchas de las cosas que después continuaría en sus libros.

Para él, la ciencia era la única manera de llegar a la verdad, porque estudia los hechos tal como son y el conocimiento científico es el único sobre el que se puede construir una sociedad de orden y progreso. Estaba en contra de otras formas de conocimiento que no fueran la ciencia.

Comte consideraba al método científico como la única manera de llegar a la verdad, y que todo podía ser estudiado por medio de este método. El método establece que para llegar al conocimiento verdadero se debe observar, experimentar, después pensar una posible solución llamada hipótesis, que se deberá verificar si es correcta o incorrecta. Este amor por la ciencia le hizo pensar que el mundo debería estar gobernado por intelectuales y científicos; por eso no creía en el sistema democrático, que podía darle el gobierno a quienes no lo fueran.

Siguiendo ese método trató de explicar cómo funcionaba la sociedad y qué pasaría en el futuro; dio origen así a la sociología. Estableció que la sociedad solo puede evolucionar. Por eso se lo conoce como el fundador del positivismo. Las ideas de Augusto Comte tuvieron mucho éxito en Europa y Estados Unidos. Su pensamiento tuvo mucha influencia en todas las ramas del conocimiento y las ideas políticas de los siglos XIX y gran parte del XX.

A pesar del éxito de su trabajo vivió una vida muy desgraciada. Vivió de manera muy pobre pese a las ayudas de sus amigos y admiradores. Murió en París en 1857.