La Primera Guerra Mundial puso fin a una época de dominio de Europa en Asia. La decadencia de las potencias tradicionales fue lenta pero comenzó a hacerse evidente desde la década de 1920. El debilitamiento de los Imperios coloniales sumado a la afirmación de las ideas liberales posibilitaron la conformación de movimientos independentistas en las colonias. Estos movimientos lograron sus objetivos en la segunda mitad del siglo XX, pero comenzaron su lucha sistemática durante los años de la Primera Guerra Mundial.

La crisis de los Imperios empezó a hacerse visible con el surgimiento de partidos o grupos políticos nativos que reclamaban el fin del colonialismo. Un ejemplo fue el caso de la India británica. Allí el partido independentista existía desde el siglo XIX pero no fue hasta la década de 1920 que pudo ampliar su acción al lograr la cooperación entre hinduistas y musulmanes. A pesar de ello, la independencia de la India no se concretó hasta la década de 1940 con el liderazgo de Gandhi.

Otro de los procesos fue el que se inició en el Cercano Oriente, en Palestina, dominada por Gran Bretaña. En esa región, desde el siglo XIX, comenzó la reinstalación de colonos judíos. La inmigración judía a Palestina se incrementó durante los primeros años del siglo XX y más aún después de la Primera Guerra Mundial. Finalmente dio lugar a la formación del Estado de Israel después de la Segunda Guerra Mundial.

En China, el milenario sistema imperial fue derrocado en 1911 y sustituido por un régimen republicano. La República China duró hasta 1949, cuando se produjo el triunfo comunista. Por su parte, Japón se consolidó como potencia durante los años siguientes a la guerra afirmando su predominio económico y militar y extendiendo su control sobre el continente y las islas del Pacífico.