Asia al comenzar el siglo XX 1901-1914 / Asia
Al comenzar el siglo XX, gran parte del territorio asiático estaba dominado por potencias europeas, en particular Gran Bretaña y Francia. Desde el final del siglo XIX se sumaron además otras naciones que también ambicionaban controlar el comercio de esa atractiva región: Rusia, Estados Unidos, Japón y Alemania. El control no solo se ejercía en forma directa a través de la instalación de colonias, sino que también había formas de dominio comercial que no implicaban el control político.
Durante el siglo XIX las potencias industriales europeas llevaron adelante campañas de colonización en diferentes regiones del mundo. A ese proceso se lo conoce como imperialismo y tenía entre sus objetivos la búsqueda de mercados proveedores de materias primas y consumidores de productos industriales. Asia fue una de las regiones más afectadas por el imperialismo pues era muy rica en productos primarios indispensables para las industrias europeas y, sobre todo, porque tenía una población muy numerosa, que podía consumir grandes cantidades de productos industriales.
Desde el final del siglo XIX, Gran Bretaña extendía su dominio directo sobre India, Nepal, Malasia, Sri Lanka, Singapur, Borneo, Hong Kong, Yemen, Irak, Kuwait, Palestina, Omán, Qatar, Jordania, entre otros. Francia controlaba en forma directa Siria, Líbano y gran parte de la península de Indochina (actualmente Vietnam, Laos y Camboya).
Otra forma de dominio fue la que se instaló en China, sobre la que se ejercía un control comercial directo sin la instalación de un régimen colonial. De ese modo mantuvo su independencia formal, aunque controlada económicamente por las potencias desde mediados del siglo XIX. El régimen imperial chino, cuya capital estaba en Pekín, fue derrocado en 1911 por una revolución liberal que instaló, en 1912, una república autoritaria.
A diferencia de otras regiones asiáticas, Japón no solo mantuvo su independencia sino que además se desarrolló como potencia desde fines del siglo XIX. Esto lo llevó a enfrentarse a otras naciones que también pretendían ampliar su dominio en la región. En 1905 la rivalidad con Rusia los enfrentó en una guerra, en la que se puso en evidencia el poderío del Imperio japonés, que al obtener la victoria se erigió como potencia de primera línea.