Argelia fue una de las posesiones coloniales de Francia en África del norte desde 1830. Luego de más de un siglo de dominación surgieron entre los argelinos dos tendencias opuestas: obtener una ciudadanía francesa plena o la independencia. Muchos argelinos habían peleado por la liberación de Francia en la Segunda Guerra y sentían que tenían derecho a participar activamente en sus instituciones. La negativa de Francia llevó a la aparición del Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN) en 1954, para buscar la independencia mediante las armas. El FLN inició el levantamiento en noviembre de ese año. Del total de nueve millones de habitantes de Argelia, más de un millón eran franceses. La guerra fue muy violenta. Los franceses lanzaron bombardeos incendiarios sobre pueblos enteros.

El Frente de Liberación funcionaba como una guerrilla, no como un ejército, y sus tácticas eran focalizadas: atentados con bombas y emboscadas. Para intentar conocer la identidad de los miembros del Frente, los franceses torturaban a sus prisioneros. Más de cien mil personas sufrieron la tortura pero solo una décima parte de ellas eran miembros del Frente de Liberación.

En 1956, Francia concedió la independencia a Marruecos y Túnez para concentrar todas sus fuerzas en Argelia. La guerra se prolongaba. Los colonos franceses reclamaron la vuelta del general Charles De Gaulle. Contrariamente a lo que los franceses creían, el regreso de De Gaulle aceleró el proceso de independencia. En 1959, Francia aceptó la autodeterminación de Argelia. Pese a la resistencia de los colonos, en marzo de 1962 se firmó el fin de la guerra. En julio se celebró un referéndum en el que vencieron las posturas independentistas. Argelia proclamó su independencia e ingresó a la ONU el 8 de octubre de 1962.