La victoria del Frente Amplio en las elecciones departamentales de 1989 fue un hecho muy festejado por los militantes de izquierda, que desde 1971 esperaban un triunfo electoral. La realidad política dividió al país en tres espacios de poder. Por un lado, la capital Montevideo con el gobierno de izquierda; por otro, los departamentos del interior del país en manos de los dos partidos tradicionales, y el tercero, el gobierno nacional en manos del Partido Nacional con un fuerte apoyo parlamentario del Partido Colorado.

El gobierno municipal de Montevideo realizó cambios importantes desde el principio. Uno de ellos fue la descentralización administrativa. El departamento se dividió en 18 zonas, cada una compuesta por una junta y un concejo vecinal, con un órgano administrativo en cada zona: un centro comunal zonal, en apoyo a la descentralización y para ocuparse de las necesidades de la zona (alumbrado, asistencia social, saneamiento, cultura, tránsito).

Durante este período se llevaron a cabo varias obras sociales, como la creación de merenderos, guarderías y policlínicas, así como también obras viales. El objetivo de la intendencia de izquierda era mostrar que era posible una alternativa política a la ofrecida por los partidos tradicionales. El éxito del gobierno departamental supuso un mayor crecimiento electoral, que podría permitir el triunfo del Frente Amplio en las siguientes elecciones nacionales.

Con el gobierno departamental creció con fuerza la figura del Dr. Tabaré Vázquez. Su desempeño como intendente fue evaluado de cerca, tanto por frenteamplistas como por simpatizantes de los otros partidos; fue una prueba de las capacidades del Frente Amplio para ocupar cargos de gobierno.